jueves, 8 de julio de 2010

8 de julio, 1978


Fue en las fiestas de San Fermín. Nadie tiene la memoria libre de muertos. Y hay asesinos a los que nadie ha juzgado nunca

Los incidentes habían empezado pocas horas antes, en la plaza de toros. Al acabar la lidia del sexto de la tarde, un grupo de jóvenes saltó a la arena con una pancarta en la que reclamaban amnistía. La policía entró al punto en el albero y golpeó a cuantos encontró por delante. También disparó. Fuego real. Hubo tres heridos de bala y una cincuentena de contusionados.
Desalojada la plaza, empezaron las manifestaciones de protesta por todo el casco viejo de la ciudad. La policía -los grises- continuó disparando. Un radioaficionado captó una conversación entre dos patrullas policiales: «¡Tirad con todas las energías! ¡No os importe matar!», clamaba el responsable de una. «Vamos a ver, Vulcano 2: refrena el vocabulario», respondía el jefe de la otra. Refrenaron el vocabulario, pero no las armas. A las diez y cuarto de la noche, una bala policial alcanzó en la cabeza a Germán Rodríguez, militante de LKI. Murió en el acto.
Hubo muchas manifestaciones más de protesta. Durante días. El 11, policías de paisano dispararon en San Sebastián contra los grupos de jóvenes que protestaban junto a la cuesta de Aldapeta por la muerte de Germán Rodríguez. Un tiro alcanzó en el corazón a Joseba Barandiarán, un chavalito de Astigarraga. Sólo tenía 19 años.
Siguieron las manifestaciones. El 13, viernes, una compañía de refuerzo de la Policía Armada, llegada desde Miranda de Ebro, entró a saco en Rentería. Disparó incluso contra los vecinos que se asomaban a las ventanas. Hubo policías que rompieron las vitrinas de algunas tiendas y las saquearon: tengo la fotografía delante.
El 17, el ministro del Interior, un tal Rodolfo Martín Villa, acudió al Congreso de los Diputados para dar explicaciones. Dijo que no le constaba que Germán Rodríguez hubiera muerto por disparos de la policía. Tampoco le constaba que se hubiera producido ningún saqueo en Rentería. No le constaba nada. El 21, El País contaba que las evasivas del ministro habían sido acogidas en el País Vasco con «la más absoluta indignación». Doce partidos, entre ellos el PSOE y el PNV, reclamaron la dimisión del tal Martín Villa.
No dimitió. Los procedimientos judiciales que se abrieron por pura fórmula no se sustanciaron en nada. Nadie fue detenido. Nadie fue procesado. No llegó a celebrarse ningún juicio. Y, en consecuencia, nadie fue condenado.
Es una historia de hace 20 años.
No la recuerdo para honrar a las víctimas, aunque también. La rememoro, sobre todo, porque me toca a diario ver a mucho listo que se refiere al País Vasco como si su presente fuera una creación ex nihilo. Como si hubiera nacido tal cual de las urnas. Pero no: el hoy es hijo póstumo del ayer.
Nadie tiene la memoria libre de muertos. Y hay asesinos a los que nadie ha juzgado nunca.
Mejor sería que no nos invitaran a liarnos a muertazos.
Javier Ortiz. 8 de julio, 1978. Zoom. Diario El Mundo. Publicado el 8 de julio de 1998

Nota: El Mundo nos entregó todos los artículos que Javier Ortiz publicó en dicho diario. Son varios centenares y tenemos para rato. Muchas gracias, especialmente, a Pedro G. Cuartango y a las personas que han hecho posible que estos textos estén en nuestras manos.

http://www.javierortiz.net/jor/jamaica/8-de-julio-1978

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