sábado, 25 de septiembre de 2010

La Libertaria, a punto de volver a fallecer 74 años después



María Silva, La Libertaria, está a punto de morir. Su fallecimiento en agosto de 1936 está registrado en la mayoría de libros de historia y en la memoria colectiva de España. Pero para el Juzgado de Chiclana (Cádiz) aún quedan trámites. Con un poco de paciencia y más de 2.000 euros para publicaciones de anuncios en periódicos y otros trámites pendientes, el asesinato de esta mujer, símbolo de la libertad junto a su familia y superviviente de la matanza de Casas Viejas (hoy Benalup, Cádiz), quedará resuelto este año o a principios del próximo. El expediente comenzó en 2008.
La Libertaria sobrevivió a la matanza más conocida durante la Segunda República Española contra las clases populares que clamaban por una España comunista y libertaria. El 11 de enero de 1933, María Silva, nieta del carbonero y dirigente de la CNT Francisco Cruz Gutiérrez, conocido como Seisdedos, fue a la casa de su abuelo cuando se vio rodeada por guardias civiles y de asalto, que prendieron fuego al cobertizo con una decena de personas dentro. "Sus cadáveres se quedaron en la choza y vieron a los perros con los huesos de los muertos", recuerda Juan Pérez Silva (75 años), hijo de La Libertaria. Pero su madre y un niño llamado Manuel García consiguieron escapar. Numerosos periodistas, entre ellos Ramón J. Sénder, dieron cuenta de los sucesos. "Algunos se fotografiaron con los restos de mis familiares", recuerda enojado Juan Pérez.
Pero el seguimiento mediático de esta tragedia convirtió a María Silva en un símbolo de la libertad que los franquistas no olvidaron. Más de tres años después del suceso, y poco más de un mes tras el golpe de Estado del 18 de julio, María Silva fue secuestrada y murió, como otras 38 personas de Paterna de Rivera (Cádiz), asesinada por los fascistas.
El pasado 19 de mayo de 2008, Juan Pérez inició el proceso de registro de la muerte de su madre. "Me gustaría hacerle el entierro que se merece", afirma ahora su hijo un poco "descorazonado" y ya casi sin resentimiento: "No quiero juzgar, pero no voy a perdonar".
http://www.elpais.com/articulo/andalucia/Condenados/morir/elpepiespand/20100919elpand_2/Tes?print=1

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