domingo, 24 de abril de 2011

Una esvástica nazi se cuela en la procesión del Cristo de la Buena Muerte de Málaga.

Uno de los doce legionarios que levantaron a pulso la imagen del Cristo mostraba una esvástica nazi tatuada en su brazo izquierdo junto a otros símbolos. Algo que se considera tabú en todo el mundo y que, por ejemplo, en Alemania está prohibido y sancionado por la legislación.


El homenaje de la legión al Cristo de la Buena Muerte en Málaga cada jueves Santo se ha convertido en una de las imágenes más tradicionales de la Semana Santa andaluza. Una unión reaccionaria y casposa de lo religioso y lo militar que, curiosamente, pese a ello, fascina a miles de personas, que capta cada año la atención de cientos de medios de comunicación, y que en esta ocasión ha despertado la polémica debido a una fotografía distribuida por la agencia Efe.

Uno de los doce legionarios que levantaron a pulso la imagen del Cristo mostraba una esvástica nazi tatuada en su brazo izquierdo junto a otros símbolos. El detalle pasó inadvertido a ojos del gran público pero se puede apreciar, perfectamente, en las imágenes difundidas por los medios de comunicación de la celebración militar. Algunos de estos medios, incluso, según informa elconfidencial.com, optaron por borrar la esvástica con Photoshop. Toda una muestra de cómo funcionan algunos medios, siempre al servicio del nacional-catolicismo.

El legionario en cuestión, que formó parte del selecto grupo de militares que levantaba al popularmente conocido como Cristo de Mena, aparece en las imágenes con su brazo izquierdo, el mismo que utiliza para portar la talla, profusamente tatuado, esvástica incluida. Algo que se considera tabú en todo el mundo y que, por ejemplo, en Alemania está prohibido y sancionado por la legislación.

El uso de la simbología nazi está castigado en otros ejércitos europeos. En 2009, el ministro checo de Defensa, Martín Bartak, destituyó a dos oficiales de su ejército que pusieron en sus cascos símbolos nazis durante su misión en Afganistán. Bartak aseguró entonces que no había “lugar en el ejército para gente que adopte ideas como esas”. En 2006, otra polémica similar afectó al ejército alemán, pues varios soldados de la KSK exhibieron símbolos nazis durante una misión en Afganistán. El Ministerio de Defensa abrió una investigación para aclarar los hechos.

El legionario, que debido a la nueva normativa aprobada por el Ministerio de Defensa, sólo puede participar en este tipo de actos religiosos de forma voluntaria, también lleva tatuado en su codo una tela de araña, otra simbología asociada a las bandas neonazis.

Más allá de lo indignante que resulta ver en cualquier contexto un símbolo nazi, lo verdaderamente indignante es saber la complicidad que existe en las leyes españolas con dicha simbología. El código penal español castiga y condena la blasfemia y otras memeces relacionadas con los sentimientos religiosos, sin embargo, permite impunemente que la simbología nazi se pueda exponer libremente.

Pero si tal hecho es indignante ya, mucho más lo es aún saber que las Fuerzas Armadas españolas permiten que sus soldados muestren tal simbología, cuando, se supone, y según la propia constitución española, son garantes del orden constitucional. Poca democracia defenderá quien lleva una cruz gamada tatuada en su brazo, una imagen que recuerda, y no por casualidad, a otras épocas no tan pasadas. El fascismo se ha hecho fuerte en los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, al igual que en las fuerzas armadas, como demuestran sucesos como este. No por casualidad tampoco el asesino de Carlos Palomino era otro soldado de las FFAA españolas.

Un estado que permite que el fascismo se instale en sus FFAA, demuestra bien a las claras cuál es el respeto que dicho estado siente por la democracia. Luego, normal, la democracia acaba por brillar por su ausencia en tal estado, y lo que se impone es el autoritarismo policial y judicial. De qué nos vamos a extrañar ya a estas alturas. Una demostración más de que el estado español es cualquier cosa menos un estado verdaderamente democrático.







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