martes, 19 de agosto de 2014

Actuación vandálica de una compañía de la policía armada en Rentería


VIERNES, 14 de julio de 1978
Fuerzas de la Policía Armada pertenecientes a una compañía de la reserva general, con sede en Miranda de Ebro y al mando de un capitán, arrasaron ayer establecimientos públicos y domicilios privados de Rentería, actuando vandálicarnente durante cuarenta minutos. Decenas de cristaleras han quedado destruidas y en algunos comercios, los policías se llevaron objetos expuestos en los escaparates para luego arrojarlos desde sus vehículos en marcha. El gobernador civil, al que se dirigieron telefónicamente de inmediato el presidente de la comisión gestora municipal y el secretario del Ayuntamiento, manifestó que las fuerzas no habían actuado de acuerdo con sus órdenes y que no podía controlarlas.
Contrastando con la vuelta a la normalidad ciudadana y laboral que ayer se registró en toda Guipúzcoa, en Rentería, comenzaron a producirse cierres de comercios sobre las diez de la mañana. Paralelamente las asambleas de numerosas empresas locales decidieron interrumpir el trabajo para protestar por la actuación de la Guardia Civil, que anteayer por la tarde causó dos heridos de bala al ,tratar de eliminar las barricadas que interrumpían el tráfico en la carretera nacional, de Madrid a Irún. A las doce, tres o cuatro vehículos de la Guardia Civil se aproximaron a la principal entrada del pueblo desde San Sebastián, permaneciendo a cincuenta metros de un trader cruzado que impedía el tráfico.
A las dos, según todos los testigos que explicaron a EL PAIS lo sucedido, un numeroso grupo de autobuses y camionetas de la Policía Armada apareció en la carretera. Los policías comenzaron inmediatamente a retirar las barricadas, disolviendo pequeños grupo con procedimientos expeditivos.
A las dos, el vandalismo
Después, con todas las calles desiertas y la población atemorizada, piquetes de policías armados recorrieron a pie las principales calles de Rentería, destrozando con disparos de pelotas de goma y culatazos todo lo que encontraron a su paso. Los policía armados, descompuestos y en un gran estado de excitación, rompieron con las culatas de sus armas escaparates y cristaleras de portales, destrozaron porteros automáticos y se llevaron de varios establecimientos aparatos de radio, relojes y productos de pastelería. Los objetos sustraídos fueron destrozados más tarde lanzándolos desde los vehículos en marcha.
El punto donde se registró mayor violencia fue situado por los vecinos que presenciaron lo ocurrido en una confluencia de calles donde existe un centro de trabajo de la compañía eléctrica Iberduero. Los operarios que se encontraban en aquel momento en las dependencias de Iberduero manifestaron a EL PAIS que habían escuchado en los portales próximos un gran estrépito acompañado de gritos, imprecaciones y risas. Pensaron al principio, que se trataba de algún piquete de manifestantes incontrolados pero al asomarse para comprobar lo que sucedía pudieron ver a los policías armados, de uniforme, destrozando a patadas y culatazos todo lo que encontraban.
Defecaron en un portal
Estos portales, que se encuentran en la calle Aralar, seguían por la tarde tal y como quedaron, tras la actuación de la fuerza pública. Los porteros electrónicos quedaron inservibles, todos los cristales de las puertas estaban rotos, al igual que las lámparas del interior. Sobre grandes espejos hechos añicos, en los números 1 y 2 de la calle Aralar, aún podían verse nítidamente las huellas de los tacos de goma de botas militares. En uno de estos portales, el número 1, los policías armados introdujeron un bote de humo en el ascensor, activándolo y tratando de hacerlo llegar a las plantas superiores sin conseguirlo, ya que sólo atiende a llamada desde los pisos.
En un portal próximo, los miembros de la fuerza pública defecaron y orinaron repetidamente.
Otro establecimiento afectado fue el cine Alameda, en el paseo de Navarra, con amplias superficies acristaladas en dos fachadas. Ayer por la tarde no quedaba una sola luna en él. Un camión matrícula SS-12445, que estaba cruzado sobre la misma avenida, a pocos pasos del cine, quedó completamente calcinado al prenderle fuego los policías, según algunos testigos, aunque otras personas declararon que no existe aún completa seguridad sobre este hecho.
Más de cincuenta comercios y portales fueron afectados por la actuación destructora de la fuerza pública, aunque: el número de cristaleras destrozadas es muy superior. Los disparos de pelotas de goma fuerori. dirigidos en ocasiones contra los pisos, rompiendo cristales y persianas. «Trataban -manifestó un testigo a EL PAISde que nos encerráramos aterrorizados y no pudiéramos ver nada.»
Todos los vecinos consultados hicieron hincapié en que no hubo provocación alguna por parte de la población ni s,- produjeron enfrentamientos, ya que las calles permanecieron desiertas.
La gestora municipal, enterada de lo ocurrido, trató de establecer diálogo con el capitán de la Policía Armada que estaba al mando de la fuerza. Varios de sus miembros se dirigieron hacia él acompañados de dos policías municipales, siendo recibidos con palabras despectivas y amenazantes y, se les transmitió la orden de que se alejaran inmediatamente. Con anterioridad el presidente de la gestora municipal y el secretario del Ayuntamiento habían hablado por teléfono con el gobernador civil, Antonio Oyarzábal, quien lamentó lo que sucedía y declaró que ra fuerza pública estaba actuando en contra de sus órdenes y fliera de su control. «Estoy indignado y dispuesto -manifestó- a que esto no quede impune.» El señor Oyarzábal ha sido jefe del gabinete técnico de Carlos Arias Navarro cuando éste era presidente del Gobierno.
Miembros de la gestora hablaron nuevamente con el señor Oyarzábal a las cinco, protestando por los «graves daños ocasionados por la Policía Armada desmandada contra gran número de comercios, bares y establecimientos en general». El gobernador prometió presentarse en Rentería a las 6.30 de la tarde, pero pasada esa hora manifestó que había tratado,de llegar por dos accesos diferentes sin conseguirlo.
La gestora pide calma
Antonio Gutiérrez, presidente de la gestora municipal y miembro del PSOE, declaró a EL PAIS que la actuación de la Policía Armada se produjo cuando la situación tendía a normalizarse y que el gobernador afirmaba que había sido desobedecido, puesto que envió la compañía a Rentería para que se dejara ver y con intenciones meramente disuasorias.
El señor Gutiérrez afirmó que .daba toda la sensación de que se había producido una represalia y mostró su opinión de que el pueblo debía mantenerse en calma y reintegrarse al trabajo para no caer en el juego de las provocaciones. El presidente de la gestora declaró también que el gobernador civil le había anunci ado el cese inmediato del capitán que mandaba la fuerza, asegurándole que en cuanto la compañía llegara a Miranda de Ebro serían arrestados todos los mandos y se les deduciría de las pagas las indemnizaciones a que hubiere.
 Lugar.
En la tarde de ayer, los miembros de la gestora, acompañados por la Policía Municipal, visitaron todos los locales y pisos afectados. A las nueve de la noche existían ya cuarenta denuncias firmadas por otros tantos propietarios damnificados.
Una asamblea popular en la plaza del Ayuntamiento no llegó a ninguna. Conclusión, al contestar violentamente muchos de los presentes al senador y consejero de Transportes, Juan María Bandrés. A última hora se formó una manifestación de 2.000 personas, que recorrió las calles de Rentería a los gritos de «Gora ETA militar», «Disolución de los cuerpos represivos» y «ETA, ETA, más metralletas».
Bandrés: "Haré de notario del dolor de este pueblo"
El senador Bandrés, en su intervención ante la asamblea, dijo: «Yo he visto con mis propios ojos la barbarie ocasionada por la gente' uniformada.» «Hoy, Rentería -añadió- tiene que darse cuenta de que sólo tiene un enemigo público común: las fuerzas de orden público.»
Juan María Bandrés, visiblemente indignado, dijo que Rentería debía dejarse de tonterías y que «el pueblo tiene ahora que mostrarse más unido que nunca». Pidió la autodeterminación para Euskadi de una puñetera vez y declaró: «Hoy haré de notario del dolor de este pueblo ante el Consejo General vasco. » Puso a disposición del pueblo de Rentería al CGV, y antes de dejar la palabra grito: Gora Euskadi askatuta, consigna que fue respondida con el gora de los asistentes.


Los pueblos que no recuerdan su pasado están condenados a repetirlo”.


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