lunes, 9 de enero de 2017

La traición de Stalin, La Pasionaria y Santiago Carrillo a los invasores del valle de Arán en 1944



Los aparatos de propaganda del PCE en el exilio francés, motivaron que buena parte de los combatientes españoles contra el régimen nazi, después del desembarco de Normandía (6-6-1944), se ilusionaran con una posible victoria contra Franco, incardinada en una invasión de España por los pirineos, con epicentro en el Valle de Arán.
La “operación Reconquista de España”, fue ideada por Jesús Monzón, el hombre fuerte del PCE en Francia, que hasta la fecha había sido el precursor de las victorias guerrilleras contra la Francia de Vichy y los invasores alemanes; dicho dirigente, se dejó guiar por las proclamas de invasión hechas por un viejo militar republicano, José Riquelme, con rango de general, deseoso de una revancha contra el régimen franquista.
Jesús Monzón preveía que tras la invasión, se daría un victorioso levantamiento popular contra el franquismo, hecho no avalado por los militantes comunistas del interior, ni tampoco por los militares comunistas en Francia; pero todo parece indicar que las altas esferas del Komintern vieron con buenos ojos la intentona, que podía estar relacionada con otro plan de invasión, reglamentado por Santiago Carrillo, en las playas de Málaga.
El proceso a seguir era instalar un gobierno republicano en el interior de España, con la presidencia del infausto Negrín, para consolidar una posible negociación con los aliados al finalizar la Segunda Guerra Mundial. El cobarde de Negrín no fue informado en un principio de la intentona, y después de conocerla, debido al carácter señalado, rehusó la invitación: estaba más contento en el exilio, que luchando en el interior por una España libre.
La operación fue dirigida desde Francia por 13000 voluntarios, desde Toulousse y Foix, bajo el mando del veterano militar republicano Vicente López Tovar, muy condecorado y reconocido por sus éxitos contra los nazis, en la zona sur de Francia. El objetivo era tomar Viella, la capital del Valle de Arán, solamente comunicada con el resto de España por el puerto de la Bonaigua, y como ya hemos dicho, establecer un gobierno republicano para desestabilizar el régimen franquista y provocar un levantamiento interior en España.
Las peripecias de los valientes guerrilleros se cuentan por victorias iniciales, llegando a tomar varias localidades, mientras los Guardias Civiles huían en desbandada, hasta que el gobierno franquista retomó la iniciativa: apenas 10 días duró una iniciativa heroica y febril, vilmente traicionada por los susodichos Stalin, La Pasionaria y Santiago Carrillo, que prefirieron dejar aislada la intentona, centrándose en los importantes territorios que la URSS iba a controlar tras la debacle nazi en Europa Central; una vez más, la revolución proletaria mundial, objetivo iniciático de la Internacional Comunista, se convirtió en un hechizo de mentiras y componendas entre regímenes totalitarios y democráticos.
Vemos como Santiago Carrillo, pupilo de La Pasionaria, incrementó su poder en el PCE, a la vez que la Francia Libre convino con Franco, reconociendo el gobierno del mismo, y desarmando a las milicias españolas del sur de Francia. Entre fogones, parece ser ésta una maniobra del propio Carrillo para apuntalar su poder en el PCE, seriamente amenazado por la preponderancia en Francia del citado Monzón.
Una traición más de la cúpula comunista al valiente pueblo español, que se vería consumada con la retirada del apoyo tácito a las organizaciones guerrilleras por parte del PCE en 1948.

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